Una via, corriendo tarde...


Hace dos o tres días tomé el transporte público. Cuando me subo, recordé que no se podía pagar con un papeleta pasada de 100 pesos, pero ya estaba montado. Bueno, el cobrador no me quería aceptar el dinero. Yo apurado porque estaba medio tarde y no me quería desmontar. Cuando de repente se oye una voz del fondo de la guagua, era una doña que me ofreció los 15 pesos. Muy contento y agradecido tomé el dinero. Hace mucho que no me encontraba con alguien así. Luego de desmontarme me despedí agradecido de la doña por el gesto que tuvo para conmigo. Recordé que tenía una fruta conmigo y cuando llegué a mi destino se la regalé y ella con la cara de asombro se río y me despedí.

Hay que ser bueno con las personas, ya que no se sabe en qué momento necesitarás de alguien que te de una ayudita.

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